Chanel Cuba Cruise 2017 | #ChanelCuba
Chanel Cruise 2017 aterriza en La Habana (Cuba) a principios de esta semana, para ofrecernos una exótica colección #CocoCuba que fusiona el característico chic parisién con sabor latino. Contando como trasfondo con el emblemático Paseo del Prado, rediseñado por el arquitecto paisajista francés Nicolas Forestier en 1928; el director creativo de la maison Karl Lagerfeld, vuelve a hacer historia con un show fuerte de color y estilo.
Tras el paso del Papa, del presidente Obama (20 de marzo), del concierto gratuito de los Rolling Stones (29 de marzo) y de la apertura de la primera línea regular de cruceros desde EEUU (2 de mayo); el show de crucero de Chanel fue sin duda la guinda de la torta cubana para aquellos que quieren desechar la herencia comunista del país. En un desfile al aire libre en el que las modelos desfilaron, acompañadas de ritmos afrocubanos del dúo Ibeyi, tocadas por sombreros de Panamá o características boinas revolucionarias a lo Che Guevara, bolsos funky y embellecidos brogues; las camisetas que asomaban bajo las icónicas chaquetas de tweed de la maison anunciaban «¡Viva Coco Libre!».
Setecientos invitados de Chanel fueron llevados a la calle del espectáculo al aire libre en un convoy multicolor de coches descapotables de estilo años 50 (Buick, Cadillac y Oldsmobile) por las calles de La Habana Vieja; mientras que la gente se alineaba en las calles, se agolpaba en los balcones y en los tejados de las casas de estilo colonial, para poder disfrutar del show. El Paseo del Prado se ha convertido en una pasarela efímera. «No hemos cambiado nada, sólo lo hemos limpiado y hemos pulido el suelo sin brillo» comentó uno de los trabajadores.
Una colección que busca transmitir la riqueza cultural de Cuba bajo la perspectiva francesa de la maison y que queda patente en los sombreros adornados con camelias y en las boinas materializadas en brillantes lentejuelas. Una mixtura franco-cubana también inspirada en la guayabera, una tradicional camisa masculina cubana con pliegues planos que la corren por la parte delantera y trasera. Y en la que estructuradas siluetas de trajes de tres piezas, amplios pantalones y faldas midi, rescatadas del armario masculino por Coco Chanel a mitad del siglo XX, también tienen cabida. Mientras que para un look más femenino, la mujer Chanel lleva coloridos trajes de chaqueta de tweed, largos vestidos tubos en macramé o jirones de tweed, ondulantes vestidos de ceñidas cinturas estampados con impresiones de coches de los 50’s y faldas cargadas de volantes.
Las bordadoras Chanel habían sacado todos sus registros, decorando las mangas con densas capas de tela hecha jirones (un sutil homenaje a los volantes hispanos, seguramente) e incrustando lentejuelas en pequeños vestidos en tonalidades melocotón, rosa, limón, naranja, verde y azul; reflejo del intensamente hermoso paisaje urbano de la Habana. Una oda a la libertad en la que el genio de Karl y su profundo conocimiento cultural, quedan plasmados en una línea que combina la era Art Deco pre-Castro y las vacaciones de invierno estadounidenses bajo el sol caribeño con los códigos de Coco.
En cuanto a los accesorios, las modelos desfilaron calzadas con planos brogues, deportivas chanclas de piscina decoradas con las icónicas cadenas de Chanel, casuales «flip-flops» y enrejadas sandalias tejidas; complementados con blandas mochilas, así como rígidos «clutch» con forma de caja de cigarros. Las joyas tampoco faltaron, collares de perlas salpicados por coloridas flores, ostentosas gargantillas «choker» compuestas por multitud de cadenas o vueltas de perlas de distintos colores, poderoso brazaletes en ambas muñecas, esmaltados broches de flores y gran variedad de «pins».
«Es un aire cosmopolita a la moda local». El espíritu de estas colecciones es para evocar imágenes de horizontes lejanos. Se inspiran en un tema o identidad que se asocia a menudo con un nuevo destino. No hay nada folky o nostálgico de ella; la idea es captar el ambiente de un lugar inspirándose en sus paisajes, influenciados por su gente, su luz, su cultura, sus colores … Cada silueta es una representación de una nueva realidad mezcla del viejo y nuevo mundo, modernidad, y una interpretación personal. De este crisol de influencias, a partir de estos redefinidos toques, nace una nueva colección, entre dos estaciones.
Una línea con la que es fácil identificarse, funcional, exquisitamente elaborada y juvenil; que terminó con Karl Lagerfeld saliendo a saludar con una chaqueta de paillettes de Heidi Slimane para Saint Laurent (su probable sustituto en la maison) y un anárquico carnaval donde las modelos, el público y la banda local se mezclaron bailando una conga.
Imágenes cortesía de chanel.com
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