Chanel Primavera-Verano 2021 | #PFW

Chanel Primavera-Verano 2021 | #PFW

El show de Chanel, en el grandioso Grand Palais de París, deletreaba el nombre de la marca en letras gigantes, evocando el icónico letrero de Hollywood en las montañas de Santa Mónica.

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«Esta colección es un tributo a las musas de la casa», dijo Viard en sus notas de colección. «Estaba pensando en las actrices en el photocall, en la alfombra roja, ese momento en el que los fotógrafos las llaman: sus caras un poco distraídas, su actitud un poco fuera de sincronía con los atuendos que llevan».

¿Sugiere esto que la directora creativa Virginie Viard estaba pensando en las películas? «Menos películas que actrices», explicó Viard, y en particular la vida moderna de las actrices, desde los altos valores de producción de la alfombra roja, hasta una apariencia fuera de servicio en escena; mientras se compra un Starbucks con la certeza de que un paparazzi podría estar al acecho. ¡Todo el proceso!

Mientras tanto, los avances de la película que lo acompañan, producidos por Inez y Vinoodh, literalmente llevaron París a Tinseltown, con el «Sacre Coeur» ubicado con orgullo en esas colinas de Hollywood, símbolo de la unión de Viard del «cool «parisino con el estilo relajado de #WFH LA.

La casa Chanel, por supuesto, tiene una relación centenaria con las actrices, como reveló la exposición recientemente inaugurada «Gabrielle Chanel: Fashion Manifesto» en el museo dedicado a la moda de París, el Palais Galliera (inteligentemente comisariada por Miren Arzalluz). La exposición integra sutilmente una serie de prendas de Chanel usadas en la vida privada y en la pantalla por algunas de las actrices legendarias del siglo XX, incluidas Grace Kelly, Delphine Seyrig y Jeanne Moreau, así como la voz de Marilyn Monroe, a quien cuando se le preguntó qué llevaba en la cama respondió con la famosa frase: «Chanel No. 5».

Coco Chanel, quien comenzó su carrera como intérprete cantando canciones picantes de «music hall»; transformó a un puñado de actrices a su propia imagen. Tal como lo hizo con modelos tan queridas, en la cabina de su casa, como Marie-Hélène Arnaud y Jackie Rogers. La diseñadora, por ejemplo, transformó a Romy Schneider en una versión de sí misma con cara de bebé, y Luchino Visconti inmortalizó la nueva imagen de Schneider en su cortometraje de 1962 «Boccaccio 70».

Incluso se dice que la propia Chanel encontró el nuevo nombre artístico de la actriz de Nouvelle Vague Anna Karina (de soltera Hanne Karin Bayer). Viard, que tiene todas estas referencias al alcance de la mano, también se siente atraída por la «femme fatale» Jeanne Moreau en «Elevator to the Gallows» de Louis Malle (1958) y miró algunos momentos de Chanel en pantalla en su colección.

Hubo un susurro, por ejemplo, de la estilizada obra de 1962 de Alain Resnais, «Last Year at Marienbad», protagonizada por Delphine Seyrig. Evocada en algunas faldas y capas de gasa negra de los años 20 que se agitaban, usadas con escarpadas camisetas de tirantes con cuentas. Y el mundo de «The Rules of the Game» de Jean Renoir (1939) inspiró unos bonitos vestidos de noche de los años 30 con estampados de Chanel que Viard había descubierto el mismo año que esparció las famosas «C» entrelazadas entre un campo de flores grises.

Pero Viard también usó ese estampado satinado para un «jumpsuit», porque esencialmente estaba evocando los guardarropas de la vida real de las actrices contemporáneas. Usando su propia cabina de modelos que incluyen muchas caras francesas nuevas y la sofisticada Louise de Chevigny (quien, junto a Mika y Rianne, aparece en los «clips» de películas de Inez y Vinoodh). A todas se les animó a hacer su mejor actuación en la pasarela.

El fieltro basado en separaciones resultó ser perfecto para una chica parisina muy «cool», el tipo de ropa que atraería a las actrices «hipster» Marion Cotillard y Anna Mouglalis; por ejemplo, que estaban entre las invitadas que asistieron al espectáculo en persona. Reconocibles incluso detrás de las mascarillas blancas obligatorias que fueron distribuidas en la puerta.

Esto significaba chaquetas de traje Chanel de hombros anchos que parecían de la década de 1980 y llevaban botones de pétalos o jeans de mezclilla lavados a la piedra o minifaldas diminutas en rosa caramelo o azul cielo. O una chaqueta de punto rosa pálido de gran tamaño, con ribetes negros que parecían dibujados a mano, que se usaba como un vestido abrigo con un collar que parecía confeccionado con amuletos preciados. Así como con una de las metálicas diademas de tiara con motivo de «C» entrelazadas.

Junto a esas románticas impresiones de películas en blanco y negro, había patrones flúor de gran escala impresos en pañuelo de seda que se asemejaban a grafitis. Pero que, al examinarlos más de cerca, sugerían vallas publicitarias iluminadas con neón que anunciaban la última epopeya de Coco o Chanel. Incluso había camisetas con la anticuada cuenta atrás para una película permanentemente congelada a cinco segundos.

«Se sintió cómo ver a tu genial tía «cool» o una adolescente extremadamente atrevida y segura», señaló el destacado dramaturgo Jeremy O. Harris, «y me encanta lo dispares que son esas polaridades, tan frescas y geniales, y dos mujeres de las que quiero ser amigo y …quiero ser. ¡¿Quién no quiere ser Regina George?!»

Editora/Autora: @Godustyle
Imágenes cortesía de theimpression.com
Composición Godustyle.com