Slip Dresses y Pajamas visten el Verano 2016

¡La ropa interior viste el exterior! El estilismo tan delicado como rompedor que difumina los límite entre público y privado, grunge y sexy; se torna tendencia. Desestructurados y sugerentes vestidos camisón («slip dresses»), pijamas, batas, sujetadores, braguitas y corsés nos invitan a una agradable «pajama party» para la Primavera-Verano 2016.

Es indiscutible que la moda puede resultar en ocasiones quijotesca, pero existen temas incuestionables como el profético artículo que en 1969, bajo el título: ¿Qué estás tratando de ocultar?; sentaba las bases de la tendencia que apuesta por lucir lencería más allá del dormitorio. Un estilo que buscaba convertir un fondo de armario de vicio en una virtud bajo el lema de «mostrar lo que realmente uno es». Ya sea que optes por mostrar de forma velada tus sujetadores o braguitas, o elijas sacar de paseo tu camisón o pijama, no importa; la ropa interior se torna visible este verano.

Cuarenta y siete años después, el concepto de la borrosa línea entre lo políticamente correcto (público) y lo incorrecto (privado) se sigue debatiendo en las pasarelas. Una controversia que se inició con el desfile presentado en Nueva York por Riccardo Tisci para Givenchy, que centró sus looks en atrevidos «slip dresses», pijamas y batas con tenues encajes o sugerentes inserciones de seda; y que continúo con los minimalistas camisones de largo al tobillo presentados por Calvin Klein y ceñidos por desaliñadas correas. Unas nostálgicas propuestas de aires 90’s que recordaban la época de la firma en la que Kate Moss era su imagen. En Londres, Burberry continuó con el tema en versión «grunge» rockero, mostrando «slip dresses» que fluyen materializados en seda contrastados con funcionales mochilas y gruesas sandalias.

Como era de esperar, la presencia de ropa interior expuesta fue especialmente prominente en París, hogar espiritual de la «cinq à sept». El canto del cisne de Alexander Wang para Balenciaga se llenó de misteriosos «slip dresses», camisones de blanca seda y zapatillas de hotel, en una romántica mirada al servicio de habitaciones. En Céline cristalizó la tendencia con Phoebe Philo, quien no se conoce por fomentar una sensualidad abierta; pero que apostó por lenceros vestidos adornados con encajes e intencionados pliegues. Unos diseños que de acuerdo a la fisonomía de la mujer, muestran una sensualidad difícil de ignorar. Pero fue Hedi Slimane quien realmente explicó la tendencia, con su celebrado final grunge para Saint Laurent. Vestidos camisón se acompañaron con tiaras dignas de Courtney Love y desnudas espaldas que transmitían más esta idea de dulzura y sensualidad «boudoir». Un encanto de «slip dresses» que pese a estar realizados en frágiles tejidos, pueden mostrar más de una faceta. Sensualidad y rebeldía por igual.

Una mirada rápida a través de la historia del vestido de camisón respalda esta teoría y la refleja en los estilismos de sus fieles seguidoras: Kate Moss, Michelle Pfeiffer, Elvira Hancock in Scarface, Elizabeth Taylor, Rihanna, Madonna, Drew Barrymore, Courtney Love, Veronica Lake y la princesa Diana (de Galliano para Dior – Baile Met 1996). Mujeres que comparten, si no el mismo estilo, si una especie de irreverencia en el vestir. En su forma básica, el «slip dress» con sus tirantes, de tela sedosa e inserciones de encaje; a menudo refleja la ropa interior, pero también quiere ser visto. «Undressed: A Brief History Of Underwear», una exposición que abrirá sus puertas en abril en el V&A de Londres, examina la relación entre ropa interior y moda. Su comisario, Edwina Ehrman, resume la utilización de la ropa interior como ropa exterior como «una expresión de la desafiante moral contemporánea. Representa la diferencia entre lo que debería ser público y lo que debe ser oculto, y la ruptura de tales barreras».

Pese a que la sensualidad descarada no es el estado de ánimo que prevalece en la moda, no se puede negar que estamos disfrutando de un revival de los 90’s. Del adulto grunge propuesto por Christopher Kane y Vetements al minimalismo de firmas como Row y Joseph, renace el «sleepwear» (ropa de dormir), la impronta del estilo de la década es difícil de ignorar. El vestido camisón es voluble en este contexto y permite ilimitadas adaptaciones, puede ser grunge digno de ser encontrado en una tienda de caridad, sensual materializado en raso y cortado al bies, romántico acompañado de detalles de encaje; así como elegante y minimalista, o atractivo, en función de los zapatos y el pelo que lo acompañen.

Una mezcla perfecta de audacia, sin esfuerzo y atractiva, que deja huella en el streetstyle de las principales Semanas de la Moda, así como en referentes de estilo como Anna dello Russo, Candela Novembre, Bianca Brandolini d’Adda, Viviana Volpicella, Veronika Heilbrunner entre otras. Un estilo que se torna irresistible asociado con una chaqueta de cuero o parka y con tacones, así como con sudaderas y botas plana de tacón grueso. En una sociedad de superhéroes con Snap e Instagram durante todo el día, y horarios interminables de trabajo, en el que intentar relajarse se torna misión imposible; alborótate el pelo, emborrónate los ojos con delineador y listo. ¡Disfruta de una interminable y placentera «pajama party»!.